¿Cuántas gemas
llevas en tus manos
para alumbrar la estancia?
Rayos de fría plata
atreven a revolotear
sobre las espaldas,
el lecho
de palabras vacías
pero rebozando
de mullidas miradas,
de flores y suspiros
de amor en las entrañas.
De besos los ecos
terneza en los dedos
caricias en las manos,
labios impacientes
de libar en las bocas
de deslizar por los cuellos,
de posar una rosa
sobre mi pecho,
de musitar mimos
sobre tu garganta.
Noche hermosa
de terciopelo cálida
que busca refugio
bajo las sábanas,
muerde mis labios
hazlos sangrar,
para sentirme viva
para sentirme alma,
desgrana el ruiseñor
la más bella canción de amor
que pintó el alba,
de un „amor regresa“
de un „te quiero“
y „no te vayas“…
Lienzo: Modelo descansando. Mary Quian.