Al papel de fumar le añado lumbre
en versos que de tos, arrancan fuego,
no seré yo que fumo, desde luego,
quien quiera abandonar a la costumbre.
Es un regusto amargo y mentolado
del acíbar, -pitillo que ilumina-
y en el ocre mi mano contamina
si llegando a la pava está apagado.
Empecé como todo buen chiquillo
para hacerme mayor, y de repente
me encontré presumiendo con la gente
de un paquete de Winston al bolsillo
y el tesoro quemaba sin guardarlo.
Si en el tiempo que llevo ya fumando
ahorrase los euros no gastando
editaba otro libro sin pensarlo.
PepeSori
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