Mis sombras buscan
la luminosidad de tus días
mientras mis manos
dibujan los recuerdos
de aquel verano atrevido,
en que el latir
el bravío corazón
eran tus besos.
Fuiste la luz
de mi causa,
el vacío de mis noches,
la acacia de mis sigilos.
Tus labios
hilvanaban los besos
que el viento
gravo en mi rostro.
Tus silencios
fueron mis versos.
Te fuiste
en la sombra de una noche
y el invierno domino mi día
poseyéndome el recuerdo
donde el olvido se perdía,
buscando refugió
en los brazos fingidos,
en las miradas silenciosas
que no necesitaban palabras.
Pippo Bunorrotri.