Te miro, me miras.
Sonrío, sonríes.
Sudan mis manos,
tu juegas con tu pelo.
Te ofrezco un trago,
tu agitas tu dedo,
asintiendo.
Se seca tu vaso,
del borde resaltan
tus labios marcados
y yo hilvano deseos,
en mi mente.
Saco un billete,
llamo al mesero,
pago la cuenta y con la mirada
te alzo de tu asiento.
Yo abro la puerta,
tú marcas el paso.
Ante el corto viaje, desacelero,
con disposición a vivir intensamente
el fugaz momento.