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Fruto seco, nombre del sur, de colinas maduras
en ti soy granjero y luz,
discípulo de lo que nace y germina
es desde ti que nace el vaivén de la luz y estalla.
Es ese nombre que se ve en el musgo
colgado del norte y de la madera
rodeado de selvas intactas, navíos extraterrenales
y ese tu cuerpo que desemboca en mi cruz calcinada
Nombre de vino y plata; tus pies cuelgan desde la ventana del mundo
y un pequeño pliegue de luz
se anima a cantar con tu fuego florido.
A mí, las caricias y las dunas, un suspiro celeste.
Tómame, si deseas, con tus ojazos de luto para que
pueda yo danzar y descansar de las puertas abiertas.