No defeat is made up entirely of defeat
William Carlos Williams
Cada tanto, aparece una derrota. A veces mínima, imperceptible, una arruga apenas, una nueva cana en el espejo. Nada que se exprese más allá del núcleo que late en mi pecho. Otras, sin embargo, hay un corrimiento del marco de lectura, una sima en la secuencia del hombre que soy. Esto, que en condiciones normales suele suceder con muy poca frecuencia a los demás, adquiere en mí alarmantes visos de rutina. Como buen sobreviviente, llevo las marcas de la derrota; el precio que he tenido que pagar por la sobrevida: una mano, un ventrículo, el hábito de desconfiar. Por suerte, la maquinaria de la vida tiene sus maneras de corregir. Así, el Frankenstein que pude haber sido, se vio frustrado cuando escogí: en vez de garra, la mano del verso; en vez del odio, una latente vocación para el servicio; en vez del exilio, el hábito de sonreír.
Pues esos versos que nos inspiran y que coleccionamos, son universales y nos pertenecen a todos. También tengo mi propia colección. Gracias por el comentario, por la lectura, y por ese gusto común de “adueñarnos” de las buenas citas. Un abrazo, @anon91896161
Enorme sabiduría en primera persona la que imprimen tus enormes versos, exprimiendo de la derrota un alma con cicatrices pero tremendamente generoso y vitalista, el título muy propio, con una lectura muy profunda, poeta!!!
Y qué bien escogiste, poeta. Una maravilla de relato, que pone ante el espejo el libre albedrío del ser humano que le permite escoger ser una persona que sonríe y que valió la pena venir a este mundo. Me encantó tu prosa; muy inspiradora.