Los tanques en retirada…
los camiones
dejan huella en la alborada
y en un rincón desoladas,
los jirones de banderas
se entrelazan con dolor
para que el viento las mueva.
Cuando la guerra se acaba,
se recogen las cenizas
llenas de sueños quemados,
ya no habrá nadie en las calles
¡¡qué digo!!
si ya no hay calles…
solo escombros delirantes
en el suelo del olvido,
sin recuerdos,
sin destino.
Se confunden en la niebla
todas las almas perdidas
y contienen el aliento
para no ser percibidas,
se esconden en agujeros
que ha dejado la metralla,
no conocemos sus rostros,
ni sus nombres ni sus almas,
por desgracia solo son…
solo un número en la espalda.
Corrieron ríos de tinta
hablando de la barbarie
que se vive en una guerra,
con ríos…
pero de sangre.
Los versos no paran guerras,
pero descargan sin más
nuestra legítima rabia.
Los versos no paran guerras,
pero salen del letargo
conciencias anestesiadas
y aunque no surtan efecto,
no renunciaré al concepto,
de que un lápiz o una pluma,
aunque no detengan balas,
defienden con dignidad,
la justicia y la igualdad,
de una manera pacífica,
la coexistencia social.
Los versos no paran guerras…
conciencias totalitarias,
hacen que el mar que da vida,
arrastren con sus corrientes
cuerpos de mil inocentes.
*Los versos no paran guerras…*
*pero dan voz a la vida.*