Arrugadas caricias
a veces nos trae
esta miope vida
y otras son tan tersas
como las cataratas
de su vista tan ciega
Los versos se mustian
y chirrían silencios
entre nubladas palabras
de voces muy agrias.
Qué hacemos de este tiempo
de pájaros sin alas
y ángeles necios,
donde las vocales huyen
las consonantes se escapan.
Formamos silencios.
Mientras cada frase
una por una, callada,
se marcha a su entierro.
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