“Ya no nos queda tiempo”
dijo, y lo bebió de un trago…
Afuera en la vereda,
un montón de palabras
se asfixiaban sin tinta
delante de los muros
que nadie pintaría
por falta de paisajes.
Y en medio de la noche
añeja de fantasmas,
se oyó un leve latido
fisurando el silencio
que como gran telón
se desploma en la noche
que otra vez prevalece.
Todo se nos fue dado,
hasta el vacío, helado,
que hoy mismo se desborda
de páginas tachadas
hirviendo en el olvido.
Historias que no fueron,
caminos naufragados…
“¿Tú no bebes compadre?”
Ha dicho antes de irse.
“¿O acaso no lo sabes?”