{Lírico}
¡Cualquier día es especial si estás con ella!
Ella es cálida como un sol en la mañana
y cuando sonríe, brilla más que las estrellas.
Su voz es como lluvia golpeando la ventana.
Si aún está contigo, endúlzale los años,
dale alegría, así como ella te alimenta
el alma y te seca las penas con los paños
de sus manos, y que por nada se lamenta.
Dale el cariño que se gana y que merece,
tú siempre serás el niño frágil que mece
entre sus brazos, por el que se desvela,
por el que se sacrifica por mucho que le duela.
Agradece que te está esperando en casa,
que prepara la comida, el desayuno y la cena,
que por ordenar tu vida, casi no descansa.
Cuando tú eres verano ella es Azucena.
Así celebra tus triunfos y tus fracasos:
si tu cielo se oscurece, la verás volverse Luna
para después caer luminosa en tus ocasos.
“Su voz siempre será el arrullo de una cuna”
Madre, yo te celebro con estas letras rojas
que fluyen de mi sangre, de mi pensamiento
que aún te extraña y se adhiere al firmamento
para después plasmarte en blancas hojas.
Madre, hoy eres más pura que la nieve
que cae del aliento severo del invierno
y tu recuerdo austero, me acaricia tierno,
y en ocasiones en mis ojos se remueve.
Madre, siempre serás la seda resistente
de un capullo y yo un hombre inconsciente.
Apenas sé volar y encorarme con el mundo
pero heredé de ti valores muy profundos.
Ahora estás durmiendo eternamente,
ya término tu guerra, “Soldado exigente”
Ahora estás en un jardín de nuevas rosas
esperando el retorno de frescas mariposas.
En el círculo de la vida volverás a brotar,
en algún campo, en algún bosque virgen,
como una burbuja de rocío que es vista flotar
con asombro, pero que es simple de origen.
Y quizá coincidamos una y otra vez,
yo como un núcleo que tiembla en tu vientre,
y tú como un manto cubriendo mi desnudez.
Solo dejemos que el ciclo madure y se adentre.
Jorge Martínez C.
Autor.
Imagen: pinterest.