Mucha aflicción imprime la miseria
cuando no existe más alternativa,
si es que presa del pánico y la histeria
todo el que puede rápido la esquiva.
Por eso no es extraño que yo escriba
de corazón lo que en el alma siento,
que buenos no sería que me inhiba
de cuanta decepción experimento.
Pues a quedar no aspiro sin aliento
porque a vivir me sienta condenado,
tanto que de nacer no me arrepiento
aunque no sea a veces de mi agrado.
Que Dios reparte dice el dicho suerte
en devoto a creer no me convierte.