Se quebró mi mirada
sostenida en la tuya,
y el lugar que habitabas
desolado quedó.
Se escuchan truenos,
se destiñó el alma,
y vacía
me dejaste tú.
Se desabrochó mi mano
de la tuya,
y quedó en el aire
de tu sombra.
Se sienten destellos sin luz
y ráfagas de ausencia
en el estruendo
que dejaste tú.