La ardiente profecía
de la sombra que esconde,
como un largo lamento,
el perfil de la noche.
La caricia insondable
de la lluvia y del roce,
morado terciopelo,
de violetas sin nombre.
La danza del espejo,
la quimera del goce,
como aquellas estrellas
que ninguno conoce.
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Sensación de colorear el vacío, o de adornar el olvido, precioso.
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Muy bello y lírico, un mundo de ensueño contemplando a las estrellas, poeta!!!
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Siempre hay un halo de “un algo” trascendente que sobrevuela tus poemas…
Una maravilla!
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Precioso poema, compañero.
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Muchas gracias por tus palabras. Me ha gustado eso de colorear el vacío.
Muchas gracias. Me alegro que te guste. Un saludo.
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Gracias. El mundo debería ser como tú dices.
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Es el ansia de que exista ese halo. Gracias por tus palabras y por esa percepción. Un saludo.
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Muchas gracias. Me alegra que te haya gustado.
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