No quiero morir,
imploraba
una estrella cósmica al espacio.
Inefablemente y de rodillas.
Déjame,
murmuraba
tras el lente de un telescopio,
las manos de un niño.
No quiero morir,
aún hay luz en mi vientre,
polvo mágico,
explosion colorida.
“Tengo vida”
sollozaba,
sus manos al aire,
en clamor
casi vencida.
Puedo ser otra estrella
bella, luminosa.
Déjame,
en tu noche tejida
entre tu energía,
mi núcleo aún no enfria.
No quiero morir,
la estrella decía,
mientras la nebulosa reía.
No quiero morir…
(dying star, google images)