Por nombre, de oídas, la identifico
sin ponerle rostro, sólo edifico
un ligero esbozo, nube en la tarde.
Gran empresa es -considerado alarde-
una rima Jotabé. Folio que arde,
en olvido de cajón no se guarde.
Nunca de un impulso un poema entero,
me esmero en el oficio de cantero.
Escribo en sucio, tacho y rectifico,
es mi valor tacharme de cobarde
si me dejo una rima en el tintero.
De animarme a seguir creyendo hube,
pues inseguridad febril me sube:
Temo a la indiferencia asintomática,
como a perder mi variedad cromática,
temo a la dolencia psicosomática,
como temo al exceso de pragmática.
Lastres para ti, verso, cuando vueles
liberándote. Retenido dueles.
Despega y halla lugar en la nube
de vapores y archivos de informática;
abandona, rima, el portapapeles.
Once veces once camisas de once
varas de sílabas acuño en bronce,
especulando su valor aumente
en la bolsa de la acción dirimente
entre las opciones donde argumente
verborreas y nada me atormente.
Encaramada quiso ser arbórea,
petrificada columna marmórea.
Exige que a su medida la tronce,
retumba dando vueltas en la mente,
la rima, soñando con ser corpórea.