Esta vez, sí -me dijiste-,
al auspicio de la cándida
balaustrada de tu boca
que, en susurros de palabras,
prometiste vacilante
excusando tu distancia.
Tu distancia y desapego
convertidas en coraza
del fortín inexpugnable
que es tu ausencia acostumbrada.
Esta vez, sí -me dijiste-,
reiterando la falacia
de pretéritas promesas
que quedaron en la nada.
Y esta vez no te creí,
aburrido de esperanzas
que se esfuman cual volutas
de fantásticas fogatas
que incendiaron nuestras vidas
por la saña de tus ansias.
Y en el friso de tus labios
ese «sí» que dibujaba
las hipócritas lisonjas
del camino hacia otra fábula
se borró con los dos besos
del preludio de tu marcha.
Esta vez, sí -me dijiste-,
mientras callaba mis lágrimas.
Esta vez, sí -me dijiste-,
reiterando la falacia
de pretéritas promesas
que quedaron en la nada.
.
Y esta vez no te creí,
aburrido de esperanzas
que se esfuman cual volutas
de fantásticas fogatas
que incendiaron nuestras vidas
por la saña de tus ansias.
"Y en el friso de tus labios
ese «sí» que dibujaba
las hipócritas lisonjas
del camino hacia otra fábula
se borró con los dos besos
del preludio de tu marcha.
Esta vez, sí -me dijiste-,
mientras callaba mis lágrimas."