¿Por qué, todo se pierde en el ocaso?
¿Quién se pasea sigiloso por la casa,
hurtándole al jardín la primavera?
Un poco de silencio y calor en la cocina.
En la alcoba, los minutos durmiendo boca arriba
y el sol a cuestas merodeando en los tejados.
Una sonata para piano en la sombra desgastada
disfrazando las sonrisas escondidas.
Y los días se quedaron en espera, vacilantes,
indecisos, estancados cual relojes atascados.
Espero mucho y hago fila en el misterio de las horas,
tanto, que resisto en esa espera…hasta la herida.