He aprendido
a escuchar el silencio
ante tanto ruido.
El silencio también se arrepiente
el silencio sufre,
no existe un corazón
que palpite cuando cae en su noche.
El silencio es tenue y fugaz
con la melancolía
cuando la vida se voltea
y envuelve el velo con su osadía.
El silencio tiembla en la noche
cuando el frío se agrupa
en la memoria de un taciturno.
El silencio huye
cuando en el rincón del recuerdo
la ausencia acurruca el viento.
El silencio también ama
y es feliz cuando nadie lo escucha,
el verdadero silencio no es egoísta.
No miente,
es empático con el que necesita
un abrazo y una caricia.
El silencio no ignora,
tampoco es indiferente
con las miradas
que le regalan una sonrisa.
El silencio es sabio,
sabe huir del que solo habla
cuando necesita de ti.
He aprendido
a escuchar el silencio
ante tanto ruido.
Y no sabe tu nombre,
sabe mi historia y sonríe
cómplice y testarudo,
el silencio sabe
que yo sé cómo amar.
Maquinista Adams.
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