Ha conseguido trasladarme a esos momentos en los que uno se funde con el asfalto.
Esos momentos en los que no se pasea, se arrastra cada paso.
Pero recuerde; si se convierte en asfalto, levante la vista y observé tiene kilómetros por delante. Sea autopista y cruce estados. Atraviese el límite que separa el hastío de la esperanza.
Esos tantos momentos en que nos sentimos incomprendidos, poco apreciados y hasta culpabilizados por una u otra cosa. La vida y sus pequeñas injusticias (y las grandes también).
PD. Ah sí, concuerdo, “el amor es la aventura más maravillosa de la existencia”.
Lo había dejado para esta mañana…me gusta leerte con tranquilidad.
Entre un instante y el siguiente, existe un mundo infinito que a veces se nos pasa por el sabor de las sombras. El recuerdo es una foto fija difícil de manejar, con todo, y sabiendo que la vida nunca se repite, conozco días de catorce horas y a veces hay que ajustar el reloj, o simplemente tirarlo ( disculpa el tocho)