Me dijeron de esa agua
que la dejara correr,
que ignorara los reflejos de los juncos y el sol,
que evitara danzar con las serpenteantes gotas
en su sinuoso morir.
-Pero no lo puedo evitar!
Es el agua que vi en sus ojos
y el susurro de las olas libres
lo que dijo -y yo escuché- al hablar.
Es el color, el olor
y las ansias de mucho más lo que me impulsa.
Saltar sin pensar que abajo
alguien se ha encargado de afilar
los pies de la montaña
que tanto nos costó escalar.
¡Y fue aquel agua!
-¡No te debiste bañar!-
-¡Pero el agua para eso está!-
Muchas gracias @mariaprieto! no puedo ocultar que tu tremendo poema Llueve sobre el agua, inútilmente llueve me invitó a bajar de la nube y vertir en poemame un poemario que tengo lleno de agua. Saludos compañera!