Es un código de barras

Es un código de barras
el que marcan las arrugas
y las caras las ofrecen
y con ellas las preguntas.

Son señales misteriosas
que se ofrecen y que dudan
de los ojos que las miran
y los dedos que las buscan.

Aparecen con los años
de manera un tanto absurda
y se quedan en los rostros
sin permiso, como brujas.

Allí van almacenando
esas rayas tan difusas,
que contienen mil recuerdos
de caricias y disputas.

Las primeras forman pliegues
carantoñas y dulzuras,
que dejaron unos labios
primerizos y con gula.

Las segundas son aquellas
aguantadas con premura,
y regadas con el llanto
de unas lágrimas sin luna.

Es por eso que las almas
tienen barras y preguntas
con respuestas muy diversas
que precisan de ternura.

Y aquí llegas, poesía,
temblorosa y siempre justa,
deseando que unos versos
dejen paz a quien las sufra.

Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/22

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