“Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.”
(Ida Vitale).
Érase una vez, una mujer con pedazos de memoria rescatables y en la vida, algún silencio inalterable. La que buscaba encontrarse en un jardín cerrado desprovisto de miedos y una canción sonando. La que desnudaba sus pies en días melancólicos, con la vida abierta al sol leyendo sin angustias las distancias. La del eterno laberinto de paisajes y cielos; la de lilas y rosas con sus luces y sombras y arraigos transparentes. La de muchos errores, consciente de no vivir en un mundo cristalino donde no todo es azul; la que evitaba perderse en inútiles tristezas o tardes somnolientas; la de versos muy cortos y días sosegados. Érase una vez…algún silencio.