Yo rompí la voz de las montañas
entre las piedras del último río.
Hice mío el canto
del último árbol en pie.
Respiré
y surgió la vida
en la entraña mortecina
de quien no tenía nombre.
El último hombre
amó al último ser
y se quebró la distancia
de tantas tierras
que nunca pudieron
besar sus istmos.
La última brizna de aire
transparente y azul
dejó suspendida una nube
sobre Eolia.
Y todo fue agua.
Aún sin mar,
fui isla.
Al fin fui fuego,
a pesar del frío.
Y rompí los principios,
yo, viajera errante,
para acabar muriendo en ti…
el último hombre.
Un espectáculo fonético/ conceptual, en el título se advierte un encuentro con la excéntricidad , bien desde lo histórico (antigua Grecia) bien desde el argumento físico, pero no; el argumento es apocalíptico con el viento implicado en la personificación, dónde el hablante lírico, resume su propia historia en el último hombre. Aplausos @wallacegere . Aplausos.
Leer tus poesías es siempre muy especial. Escribes muy bien, pero hay más, trasmites tan fácilmente lo que quieres que asombra. Tienen algo mágico que te engancha. Se palpa, se oye, se ve… Bueno, que me gusta mucho, mucho
Un saludo muy cordial, amiga
Percibo que tu poema evoca una visión apocalíptica a modo de metáfora romántica, explorando esos “últimos algo” tan retóricos. A través de la destrucción, se forja una conexión profunda y el amor persiste incluso en la extinción.
Suelo leer los poemas que apunto por la noche, con tranquilidad y la verdad, marcas una diferencia apabullante a la hora de construir un poema. Resulta un delirio leerte. Para mi, es una declaración intima , tu propia existencia.
El aire mitológico de estos magníficos versos sopla en esas hermosas imágenes que destilan sentimiento por los cuatro costados…
Y el mar de frente, isla sin agua…tú.
Ufff… Cómo agradecer tanto…
Es increíble que alguien pueda pensar así sobre lo que una escribe.
Te lo agradezco de corazón.
Es muy importante para mí leer comentarios como el tuyo.
Abrazo fuerte, Jose