Entre los vaivenes de la sangre

Si, lo sé —bueno, en realidad más bien me lo imagino—. Con sus equinos labios de negro belfo, la malicia que le pone al beso, roza la rosa… y el escalofrío enciende los tactos furibados.

Él —con el beso y con la lengua gala— embriaga a la novata rosa y a ella se le olvida que los muslos deben apretar los peldaños.

Y en un descuido reláxico, el puñal de carne, cual larga aguja, atraviesa el rosáceo corazón en pálpito sísmico.

Ella… deja de ser ella y por el dolor amado pasa a ser la trizadura de otra cosa.

Su carne trémula de niña enadultada por la ternura de la fuerza, se desvanece lento y borracha, entre los bruscos vaivenes en los que por oleadas les salpica la sangre.-

Chane García.
@ChaneGarne.

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Wow ! Qué intensidad de poema !!!

Una experiencia por la que han pasado, pasan y pasarán, millones de millones de seres humanos.
(ya sea del lado del puñal o de la rosa)

Y con tu pluma, la describes brutal y delicadamente !

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