…
como casi todos los deseos del mundo
se encuentran en frágil existencia, como el fuego
intermitente al borde vacío.
Lástima que no se pueda extrañar a un cuerpo que nunca estuvo
pero si estuviste,
y aligeraste el peso de mi mano sobre mi herida
y besaste el centro de toda cosa; era
casi inexplicable el sentido de la existencia tuya.