El tiempo se estuvo enerando
y pasado ya el ombligo de enero
éste, se desenera
entre fríos
y el comienzo de una leve otoñación forzada
eso sí
por la fría sequía del tropicalismo
estacionario.
Los árboles se recesan
y encaracolándose
se ensimisman hacia adentro
los folios caen por millares
en unas breves ráfagas de ventóricas, foliógenas, basurantes
haciendo del hombrillo y la acera
sitios íngrimos
donde la soledad
eólica y encervatillada juega sola.
Enero se descose…
y de sus hilachas colgantes se tejen nuevas trenzas.
Enero se desenera
y de un ‘de a poco’ imperceptible se va enfebrerando
cuando el chamusco
de este pseudo-otoño anormalizado
se tiña de amarillos-rojos
y de un marrón rotundo
y los “Tabebuia”
se primaverizan a destiempo.-
Chane García.
@ ChaneGarcia.
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