Las flores se deshacen en el viento
Suaves y tersas se deterioran en la brisa
Tenía un amor eterno y ahora contemplo su destino
Un inminente fin sin vuelta ni retorno
Las rosas se marchitan y florecen…
No hay primavera que dure para siempre
Almas que comparten un destino jamas separan sus caminos
Si son duales la una de la otra nunca se dividen
Nuestros hilos rojos nunca se enlazaron
Nuestras manos nunca se juntaron
No existen lágrimas para un amor caído
No derramo llanto para un dolor en vano
El soplo de otoño dispersó en el cielo las hojas y los pétalos
El tiempo corrió sobre mi cuerpo
¿Que tan difícil puede ser desembriagarse?
De un amor que es maldito y solitario
La nieve retoña como flores
Los copos de nieve brotan en el gélido céfiro
Frágiles frente al sol, destinados a una corta vida
De igual forma fue este amor, Puro e inexplorado
Etéreo e inexplicable
Las flores florecerán en el viento
Hermosas y elegantes retoñaran en la brisa
La primavera retornará tras el invierno
Las rosas florecerán nuevamente
Que con tus bellos ojos veas la divinidad del mundo
Tras un marchitamiento hay una nueva vida
Un lazo se une junto a otro
Las auroras se entrelazan
Las estrellas se alinean
Una rosa crece en las cenizas
Los caídos se levantan
Cuando termine el año volverá la primavera
Trayendo colores y fragancias
Las flores revivirán en el viento
Resucitarán en la brisa
No cargarán consigo tristeza ni lamento
Libres surcarán por el cielo
La unión y la separación son duales
No hay primavera que dure para siempre.
“El enamoramiento es el efímero encuentro de dos fugaces mariposas en una breve primavera”