Ya listo el juego sacudió su pelo;
mi piel se eriza por la ambigua brisa:
de su impericia no hay señal concisa,
con dulce esmero me la envuelve en velo.
¿Es fruto tierno con sabor a cielo,
candor de niña que devota en misa,
ante la cima va a cantar sumisa;
o es un veneno como fiera en celo?
Semblanza luce… siento un aire serio.
Sin más preludio la pasión es nuestra;
el corazón lo toma en cautiverio;
en penumbra conozco a mi maestra:
en el arte, el amor y el magisterio:
misterioso carmín siempre me muestra.