Recuerdo cada pausa
en el suelo,
las ausencias que llena,
cada momento de calma
en un refugio a cielo abierto
sin miedo,
en silencio;
y no importa el lugar
ni sus gentes,
no importa mi origen
ni el del resto,
sólo el calor del sol
abrazando el cuerpo
con un libro o un perro;
en esa soledad pasan cosas.
La felicidad de lo sencillo, de lo cotidiano, del respirar el sol y leer un libro, de una fiel compañía, sentada en un bordillo, simplemente, geniales tus versos, poeta!!!
siempre nos quedarán esos bordillos, Minada bonita, y los hay de cemento, pero también de tierra y piedra… sólo suspender el cuerpo en el mar iguala o mejora, quizá, ese momento de paz y de recogimiento, de mirar y darte al instante, y escuchar a la gente y a ti… y hacerlo con tu perro, o con un libro, o simplemente contigo misma… gracias, bonita.