Sólo dejé un perfume malherido,
un esqueje de miedo, un desengaño;
la ceniza de un sueño, que hace daño,
y descansa en un hueco del olvido.
Apenas si un retrato desvalido,
un verso quebradizo -otro peldaño
hacia el tedio infinito - donde engaño
a la muerte y su séquito cumplido.
Habito en la tiniebla de la nada,
desordenado y viejo, en la cansada
melodía del frío y la tristeza.
Como un ángel maldito, despojado
de sí mismo y del tiempo, desgastado
y lúcido, con toda su belleza.