Mirando el centro desaté el velero,
y al medir las playas, coqueta dama,
ah, indiscreta, el amor reclama;
y a mí me ofrece conocer certero.
Alta mar su cuerpo, y yo el barquero,
cantan las olas, el coro me llama…
loco el corazón, danzando exclama:
«Anda marinero hazte remero».
Templando el remo, en picada envisto,
ruboroso rostro la forma empaña
y aunque el ojo arda remar insisto
pues dulce don en pasión me baña,
en el verso último seguro es visto:
tocar centro culmina mi campaña.