Un pájaro tornasol modula un canto
agreste, cencerro y triste,
líneas y pendientes,
dilatación del tiempo.
En el paisaje sonoro
un pensamiento
pegado a la corteza del cerebro
sale a destiempo
sin miedo
se arrastra y despega por todo el encamisado
de huesos gelatinosos
da vueltas y vueltas
se pierde sigilosamente
golpeando el tabernáculo de sueños encriptados
y se mira en el espejo
rayado de nubes.
Se atornillan las virutas de los pilotes de hierro
del viejo puente amarillo
curso de vida de sinos.
El viento sopla,
corre rápido y torrente,
se quiebra la soledad en el bosque imaginario
de prolijos tormentos.
El reflejo se despeina rumbo al estanque,
de su cuerpo argento
brotan orgasmos intensos
caen vivos y despiertos
sobre el puente imaginario pulido por las alas
de los cuervos perseguidos la noche anterior…