En el amanecer
de este fanático día
dónde el tiempo
escribe sus carencias,
y el mar parece
un velo blanco y casto
en la agitada orilla
donde chisporrotea
la inquieta espuma
de salinas olorosas,
y en su manto azul
se reflejan las caricias
de los rayos de un sol
que promete
una cálida velada.
En el amanecer
de este día,
Orfeo me engaña
seduciéndome
con la melodía
de este mar Mediterráneo
al que mi alma pertenece,
convirtiéndome
en la estatua
que nada quiere
saber de la vida.
Acabo de leerte este y el poema Mi Corazón y los dos me han ensimismado, Pippo. Hay imágenes preciosas sobrevolando ambos poemas.
En este, en particular, me encanta sobre todo la segunda estrofa. Parece como si los versos se derrumbaran de ese colorido amanecer a ese hombre convertido en estatua que nada quiere saber de la vida.
No sé si mi percepción es errónea, pero me queda ahí un poco de nostalgia incluso en el propio amanecer que me parece maravillosa.