Ella es como un tarro de mermelada
su adentro todo es cálido
y tiembla
como el puño de un corazón cuando te aprieta
palpitando
como un trote empotronado. (Ch.G.)
Voy dentro de ella
como un fúrico tren de vaiviene
y me quedo incrustado en su túnel de cuarzos palpitantes
—como el temblor de un pajarillo sústido—.
Me adentro en ella con el garfio ensartado
en su guisante de rosado prieto
abrigado cual momia
envuelta en cintas de pétalos plegables.
El garfio es como una línea a tierra
una salvaguarda contra sus ácidos féminos
y en fragor del empuje
voy gozando
montado entre las ariscas olas erizadas
de su piel primípida
debutante.-
Chane García.
@ChaneGarcia.
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