Esa noche, no había frío ni calor, recuerdo haber estado en la cama, acercándome a un estado de meditación, pero soñando, mientras rodaba progresivamente hacia un estado de conciencia profunda de mi despertar.
En eso oí la pregunta ¿Te gustaría saltar al espacio exterior?.
Sorprendida, dije ¿Ahora , cómo es eso posible?.
En el soplo de un segundo, percibiendo una especie de chasquido de dedos, me sobresalté, pero ya estaba rebotando, o siendo proyectada fuera de la cama; como una pelota de ping pong es expelida en su fuerza centrípeta, y dirigida hacia el espacio exterior, pero siguiendo una línea recta, donde una esencia magnética me aguardaba, rebotándome de nuevo, como un bólido estelar hacia la cama, como si no hubiera techo; en lo absoluto, todo era burbujitas de aire explotando a mi paso e integrándome, en cuestión de instante en sus bocanadas relucientes.
Mi corazón se aceleraba, incluso yo podía escuchar sus latidos como un tambor altisonante, digamos que tocando una conga, por lo mucho que logró mesmerizarme ese momento, y justo cuando estaba a punto de rebotar nuevamente, dentro de este asombroso campo magnético, por el cual comenzaba a sentir cierta adicción, me encuentro felicitándome por esta aventura, y me asombré al contarle a mi Yo. ʹTe estás volviendo realmente buena en este ejercicioʹ mientras, como si fuese a través de los ojos de un pájaro, observaba el minúsculo cuerpo sobre la cama.
Odisea de la memoria sensorial.
Pero déjame que te explique como viví esta odisea de mi memoria sensorial: Era como estar en una enorme montaña rusa, o mejor como en un puenting o bungee jumping celestial, pero al mismo tiempo daba la impresión de estar atada por una especie de hilo a una raqueta, pero un hilo tan elástico que no había limitación espacial, efectivamente era desde el espacio hacia mi cuerpo en la cama.
¡Y si supieras!, ¡Cómo estaba gozando de mi estado multidimensional!; pero como en toda buena historia, tuvo que venir el giro peculiar, y en mi mente comencé a confrontar este estado lineal del ser, y el ¡Cómo era posible que yo fuera tan maleable a mi deseo!.
Pero, a decir verdad, era la intensidad del latido de mi corazón la que insistía en ponerme ansiosa (mi ego estaba totalmente embargado por el miedo), y seguía recordándome sobre el enorme esfuerzo que le estaba imponiendo.
Recuerdo, que para calmar mi corazón comencé a pensar, mientras me acoplaba, que debería recordarme usar la respiración de meditación.
Y en un ligero tronar de mi cuello, me doy cuenta de que estaba soñando entre-despierta, pero muy, muy tranquila y relajada, como si en el trance no hubiese pasado nada.
¡Pero mirá! que inmediatamente buscaba la inteligencia de mi teléfono, verifiqué la hora; con la intención de usar la aplicación para meditar, a lo cual convine, que era temprano y me fui a seguir soñando.
Baidyabati, 07 de Noviembre de 2021
Por Lisbeth Kumar
Photo by Pixabay on Pexel