Los nudillos marcados del vaquero
casaban con su gesto desgarbado:
tísico, pobre, alcohólico, esmirriado,
y hermano del galope y del acero.
Fue tahúr que robó y mató al yuntero,
venció al indio, y al sur; y vio al ganado
correr mientras cazaba algún venado,
y otros cien desolló, llegado enero.
Así marchó… acabando con sus penas,
vaso de whiskey, colt, y un mal querer.
¡Lo mató un alfiler…!
Pintó el techo de rosas y azucenas,
y se fue con las botas sin poner…
Sí… por una mujer.