El vaquero

Los nudillos marcados del vaquero
casaban con su gesto desgarbado:
tísico, pobre, alcohólico, esmirriado,
y hermano del galope y del acero.

Fue tahúr que robó y mató al yuntero,
venció al indio, y al sur; y vio al ganado
correr mientras cazaba algún venado,
y otros cien desolló, llegado enero.

Así marchó… acabando con sus penas,
vaso de whiskey, colt, y un mal querer.
¡Lo mató un alfiler…!

Pintó el techo de rosas y azucenas,
y se fue con las botas sin poner…
Sí… por una mujer.

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Me gustó mucho la composición en su totalidad, más lo hicieron los tercetos con esa distribución en la rima. Saludos…

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Buen soneto polimétrico. Yo revisaría el tercer verso.
Saludos.

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Gracias por la lectura, amigo. Un abrazo.

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Tómalo por licencia poética, la pronunciación corriente (o espontánea, si se quiere) de “alcohólico” me gusta más y me llama más. Gracias por leer, y un abrazo, compañero.