La historia no puede terminar así, sin memoria
ni distancia, en un sucio comentario
a pie de página, sólo para no recordar
la última copa, el último vals, muy borracho
en la alta madrugada,
entre la piedad y el odio, desesperado y lúcido,
con la rabia y el rencor del que lo ha perdido todo,
y bebe otra copa, una más,
con la certeza de que ya no habrá más despedidas.
Y lo piensa, con una sonrisa idiota,
mientras ve, tras el cristal,
otro nuevo amanecer,
otra distinta forma de decir adiós.
Un adiós muy especial y hermoso en su final…
Buen día, José Antonio!
Precioso, poema! Mil gracias por el aporte!
Abrazo!
Y tu forma única de hacer poesía, compañero!
Muchas gracias. Me alegro que te guste. Saludos.
Con música de jazz quedaría definido totalmente. Mucha gracias por el comentario. Un saludo.
Muchas gracias. La tristeza y amargura de las despedidas. Un saludo.
Gracias por tus amables palabras. Un saludo.
Estoy de acuerdo: para leerlo con música de jazz. Suena muy bien tu poema. Saludos.
Un adiós desesperado para el que todo lo ha perdido y donde el olvido no tiene cabida quizás porque a pesar de se sigue amando, poeta!!!
El último adiós, sin duda. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
Muchas gracias por el comentario. Intento en mis versos que se sienta el contexto social, de la calle. Un saludo.