Y te atraviesan por cualquier lado,
y no te escuchan, solo te agasajan;
repetitivos desaires que nos
lanza el terror de los mortales.
Las hay, y te aseguro duelen más
que morir; mientras su hegemonía
nos fragmenta, en ayer, y un
presente no continuado…
Te diría que, la opresión tacaña
de libertades, el prójimo insensible
y deudor a tus bondades,
pero más grande, lo que te obliga
a soportar ambigüedades,
lo que te tapa la nariz y boca
y “te promete” la sensación de
extinción…
En su presencia recondenarte, obligo
a sensación de “esclavitud”, y amos
tontos.
Sí que hay desparramo en la vista,
de líquido salado, y furia reprimida,
con meriendas de mordidas;
y por qué no, elecciones aturdidas,
de cualquier decisión, y su pago
en cheques, a lo miserable…
Hay instantes que duelen más,
que “la más horizontal de las posturas”…
¿Seremos corderos, o mangostas;
gacelas, o tejón Melero?..
Si somos “uno”, si siempre nos tenemos,
y el “yo” de adentro, es nuestro “dios”
más inquieto, y curioso,
¿alguien más podría convencernos
de ser fango, y con aire aún en nuestra espalda,
convertirnos en polvo?..
Sí que mucho, quizás duele más que morir.
Porque vivir, sí que a veces duele…