Por extensos valles y ciénagas, caminé hasta el imperio de Cronos, quien, manipulando el tiempo, me miró con milimétrica arrogancia.
Más adelante, Eolo, me azuzó el aire en torbellino, mientras mi cuerpo, sin remedio, caía al abismo.El Gran Momo, en honda carcajada, estremecía el orbe.
De la orilla de una playa cercana, surgía Neptuno de sus fondos.Con voz estridente preguntó: - ¿quién eres tú, y que buscas aquí?
- yo, soy un hombre y busco el amor; anhelo a Minerva, con pasión, y busco a la bella Atenea, para mitigar tanto dolor.
Neptuno, inquisidor, me dijo:
-¡pobre de tí, ser humano, no eres ningún dios, así que, vuelve a tu mísero mundo, que aquí, nunca hallarás el amor!
Me levanté, sacudí mi cuerpo de sueños y retorné cabizbajo al mundo que pertenecía, de seres enfermos, donde el amor…se hizo dolor y herejía.
Pero, mi alma en sus adentros se sacudía; ¡no podía resignarme a esta mortal agonía!.
No era el instinto, el que me congregaba, sino el fuego cardíaco, que ardía apasionadamente, mientras caminaba rumbo al Olimpo, mansión de los dioses, en busca de vituosas y legendarias doncellas.
Supe componer un aria, donde la belleza vencida se arrodillaba ante la prudente verdad; y, así, jamás vencido, me encaminé al paraíso de las Dríadas, con mis sentidos agudos como flechas, y sellando mortajas en mis labios…
-¡ Voy trás ella, la ninfa superlativa de mis desvelos!
Logré sacudirme del mundo enfermo, y montado en un pez, cabalgar sereno por las fosas abismales, buscando la sirena de mis latidos alterados.
Neptuno, exhausto y abatido, ha caído en brazos de Morfeo, y en sus sueños medita acerca del pobre homúnculo, que con audaz desenfado, se atreve a obsequiar corales y anémonas a las Nereidas.
Cronos? Ha quedado ebrio, de tanto contemplar las locas ruedas de los relojes; ciertamente, se lo ha tomado muy en serio, y en su honda concentración, se ha olvidado de este explorador insensato, dejándome ingrávido, suspendido en el espacio atemporal; en tanto, la curiosidad de Minerva y Atenea, provoca que me observen como a un duendecillo ingenuo y atrevido.Ellas no llegan a imaginar que…¡voy, trás mis anhelos!.
Eolo, se ha compadecido de este demente, con cierto halo de sinceridad, y decidió comandar una bandada de albatros, para servirme de guía hasta el castillo de la princesa Oréade.
-¡desdichado de mí, hombre de absurda intrepidez y juicio pequeño!
Ella, engalanada con gélidas vestiduras, muestra su rostro inmaculado.Mis labios se aproximan a su oído y le susurran…
-¡ muéstrame, cómo trepar los balcones de tu cielo, sin ser advertido por los dioses, celosos de mi empresa!
-¿Cómo encender mis venas con tus lágrimas de luna y caricias de azahares oníricos?
-¡Pobre de mí, no hay respuesta!
Morfeo, recostado en su sofá de nubes, me guiña su ojo; ha dejado el sueño que le robé, bajo cerrojos, pero me ha obsequiado, luego de tanta proeza, el más excelso tesoro; ¡un amor ideal!.
Zacky7 Avenged
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