El Corazón quiere comerse los cimientos del Mundo,
y sorber la sangre de los que dicen
destilando veneno
“Sólo el Deseo diferencia al pobre del ambicioso”.
El Corazón que quiere ser indolente
y se acusa de perezoso,
el tenebroso muro de las horas que pasan
sin poder pagar su rescate.
Respira un poco. Tampoco se está tan mal aquí.