El reloj biológico

La temperatura determina el sexo de las tortugas
las alarmas dictan los horarios
y mi consuelo es ver ponerse el sol.

Las riquezas del mundo las bendicen las máquinas
la luz que aminora en invierno
produce depresión y hace florecer los crisantemos.

Las glándulas endocrinas segregan días sin calma
las neuronas nunca duermen
y los latidos del corazón cuentan un número exacto.

Las funciones vitales llegan tarde al trabajo
y el reloj circadiano atrasa cuando llueve.

Tenemos buen seguro, pagamos con tarjeta.
Definitivamente, estamos en el mundo:
la verdadera vida no está ausente.

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Bajo el monótono transcurrir de los días, en ese aparente control del tiempo, siempre hay algo que escapa a nuestro control…
Magnífico poema.
Un saludo.
Andrés.

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Gracias Andrés por tus palabras y tu tiempo de lectura. Así es, somos tiempo que medimos el tiempo físico con instrumentos mientras nuestros cerebro mide un tiempo biológico. Saludos.

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