De atender a sus padres él volvía,
y por ver a sus hijos, presuroso
rebasaba hasta al viento más virtuoso…
Rodilla en tierra puso el sabio guía.
−¿Pero por qué postrarse −le decía−,
sólo es un campesino chamagoso?,
cardo inculto, tan rudo como el oso,
si hasta a la tierra madre le escupía.
−¡Sujeta más la boca −dijo airado−:
principio y fin es la razón de ser!,
de dónde viene ¡nunca lo ha olvidado!,
y a dónde va lo sabe sin saber:
fruto sucio, ¡por dentro inmaculado!,
¿acaso no es muy digno de comer?