Epígrafe:
«Llega sin avisar
como un canto afilado y rústico
y en la medida que rueda
en la improvisación de la caoticidad de lo poético
sus puntiagudos vértices
—ahora suaves—
se van romotizando.
Glauco es es el vestigio de lo que se olvida» (Ch. G.)
Cuatro
¿Cuándo?
¿Cómo?
¿Dónde?
¿Y con quién?
¿¿ Acaso un qué o cuál??
Tal para cual con uno mismo…
En el caos, veo baldosas azuladas:
Las piedras blancas en el fondo del riachuelo prístino
tienen un suave tono azulado
que me recuerdan
a los oliváceos verdes mohosos
que igual que una Ilion esmeraldácea
por tantas guerras
se fue arruinando por estratos
y se le fue insolando el color
que ya es casi verde agua
casi blanco
casi nada.
Glauco es el nombre de lo que he temido…
con un verde lácteo
desmemoreándose
en el alba incandescente
del corrosivo olvido carcómico.
¡Ah…! ¡Laurífera Clío!
¡Cómo le temes a la lividez de una página en blanco!
Chane García.
@ ChaneGarcia.
…