El odio

Son las cuatro de la mañana
y aún pienso en qué hago mal,
qué me falla,
qué me falta.

Y es que yo también me he dado cuenta,
de que mis chispas se han apagado,
soy como una silla rota que rechina cada vez que alguien la toca.

¿Qué me ha pasado?
He muerto y ha renacido una alma sin vida,
no encuentro sentido a mis palabras,
me faltan cuando las necesito,
ya no me siento sola,
no siento la ansiedad de la soledad,
pero sí la de culpa
y la de necesidad.

Necesito cariño,
abrazos,
besos,
eso que tenía
y despareció por arte de magia,
necesito miradas de amor,
no de criticas.

Estoy harta de odiarme,
de sentir lástima por mí,
quiero quererme,
que todo vaya bien,
que sea una lucha contra la vida,
no contra mí y contra mis supuestos seres queridos.

Quiero, quiero, quiero
a la gente hasta la muerte
y no soy capaz de entender lo contrario de ellos,
no puedo imaginar el odio,
el odio me duele hasta lo más profundo.

2 Me gusta