Si no el prado y el cerro polvoroso,
si no este cielo vano, ni los mares…
Si no hay desierto, infierno ni manglares
rendidos a tu gesto candoroso.
Si ordenas lumbre el río… o sedicioso
todo estado vacío de pesares,
y no han de hacer antojo tus cantares
obedeciendo el llanto poderoso…
Si mece el viento la hoja… y no tu orgullo,
y no crece la flor por donde vas,
o rondan libres y altos los humanos.
Si no es, en fin, el negro mundo tuyo…
¡Sí, aquí tienes…! Y siempre aquí tendrás
el pobre mundo mío entre tus manos…