He roto con la vida y su sentido,
y me adentro en un mundo sin memoria,
en la inercia del miedo, en la victoria
de certezas que dañan lo perdido.
El silencio destroza con su ruido,
con el vértigo, inútil, de una historia
que se alza hacia la nada, ya sin gloria,
dañando todo aquello que yo he sido.
Mi rostro no refleja la sutura;
la del hombre y el niño, tan oscura,
que solo al tacto puede conocerse.
Hay que seguir viviendo en los espejos,
inventar un futuro, dar consejos
sobre aquello que nunca pudo hacerse.