El hombre sin cabeza

 Un frío insoportable. Llueve y mis botas se hunden en el fango. Regreso al campamento. La madrugada no pudiera ser más negra. Comentan que es peligroso andar de noche, por la aparición de “un hombre sin cabeza”. ¡Supersticiones!  
 Prolongo el cuello de mi abrigo y me  cubro la cabeza. Él agua en los ojos me empaña la visión. Tropiezo con “algo”…

— ¡Eeeehhh! –dije aterrado. Un espeluznante grito fue la respuesta. Ni el propio “Usain Bolt” pudiera haber hecho una carrera como la mía. Llegué espantado al campamento, sin respiración.
Mi rendimiento en el corte de caña fue pésimo. Al concluir la jornada, me bañé y tras descansar un rato, decidí jugar dominó. A nadie hice el cuento, sería desprestigiarme. ¡De noche no salgo más! Lo siento por mí y por la viuda, secreto de amor y razón de mis salidas.
Raymundo, el del batey, vino a jugar. Comentó haber visto al hombre sin cabeza e hizo el relato… ¡Su historia fue la mía!, pero a la inversa.
—Siéntate, juega por mí —Le dije interrumpiendo su relato. .
— ¡Pero Raúl…! Termina la data —masculló Lino, mi pareja de juego.
—Me voy —Le contesté, y riendo salí, nuevamente por el oscuro camino…
@Saltamontes.

2 Me gusta

Me ha hecho reir mucho tu comentario, simpre por tus buenas vibras respecto a Cuba y su gente. Me alegra te hayas vuelto a comunicar con tus amigos cubanos. Cuéntame entre ellos, además como un hermano.
¡Dale agua al dominó!
Abrazo

1 me gusta

Cuánto honor tu cariñosa respuesta querida amiga.
Desde Cuba, en Calabazar, te reciprocamos abrazos.
El Mundo es pequeño y nuestro caimán, Cuba siempre solícita para los amigos.
Besos y grandes abrazos.

1 me gusta

Chocolatitos…, Encantadora manera de nombrar los amigos queridos. Apoyo la expresión.
Abrazote.

1 me gusta