El hámster y la rueda

Esto es una auténtica historia de terror.

Se sentía cansado. Él, que hasta hacía pocos años era un portento de energía. Pero no era algo físico. Llevaba más de tres años sufriendo el SÍNDROME DEL HÁMSTER Y LA RUEDA; así lo llamaba él. Un continuo estancamiento que le había hecho perder el brillo en los ojos. Y LOS OJOS NUNCA MIENTEN. Al parecer, nadie a su alrededor se había percatado.

Daniel despertó cubierto de sudor. Había tenido una noche repleta de pesadillas. Últimamente, ya no le daban tregua ni tan siquiera las noches, único oasis al que aferrarse cuando los sueños le permitían vivir otra vida, otro mundo, otro él. Esa mañana realizó todas sus rutinas mecánicamente. Desayuno, la cama, algo de ejercicio, una ducha,…. Y de pronto, algo le traspasó el pecho, fulminante. Algo, que ni siquiera Daniel supo en un primer instante de que se trataba. Una garra huesuda le apretó con fuerza el corazón, estrujándole las últimas lágrimas de amor que pudieran resistir.

Llevaba algunos meses sin trabajo y sin ningún tipo de sustento económico, pero ese día, su situación laboral dejó de preocuparle. Después de prepararse algo de comer y fregar los platos, se dispuso a escribir una carta. Iba dedicada a sus padres. Una vez satisfecho de sus palabras, se colocó sus zapatillas favoritas, subió al coche, y se dirigió al lugar más hermoso que conocía.

El mirador de Santa Úrsula mostraba una panorámica preciosa de todo el valle donde se alzaba la ciudad, situado en la cima de Port Amat, a 1900 metros de altitud. El mirador, situado en lo alto de un acantilado de casi 200 metros y de rocas blanquecinas, se convertía en un lugar mágico las noche de luna llena. Una conocida leyenda de la zona, aseguraba que los reflejos de la luna sobre las blancas rocas del acantilado dejaban ver la sombra de la santa, presagio de buena suerte para los enamorados que se reunían con frecuencia en ese lugar. Por desgracia para Daniel, ese día el mirador estaba vacío. Esperó a que oscureciera dando un largo paseo por la zona. Sus pensamientos intentaban encontrar una respuesta, incluso una excusa para que el día acabase de una forma diferente.

NO SE PUEDE VIVIR SIN AMOR , sentenció rotundamente.

Daniel se acercó al mirador y se situó de pie al borde del acantilado. Pensó en sus padres, en su familia, y en los viejos amigos que lo habían abandonado. Se sentía traicionado, pero les perdonó. Un último pensamiento le ocupó la mente: Ese amor que nunca conoció y del que siempre se sintió excluido. ¿Estaría ella esperándole en algún lugar? ¿Lo estaría buscando? Si era así, ya era demasiado tarde para los dos. El joven se lanzó al vacío, cerró los ojos, y nunca más los volvió a abrir.

Días después, los medios de comunicación trataron el caso. Hablaron de depresión, ansiedad, salud mental, frustración, vacías expectativas de futuro, miedos, etc….Una vez explotada la noticia y todo el debate que reclamaban los índices de audiencia, la visibilidad del problema desapareció. Todo volvía a la normalidad. El mundo olvidaría rápido el caso de ese desgraciado muchacho que desesperado, buscó la última y fatal salida hacia ese lugar del que ya no se puede regresar. De Daniel, tan solo quedó una carta y el dolor de sus padres.

Postdata de la carta de despedida de Daniel:

Yo solo quería amar, pero nadie me entendía, así que comencé a odiar. Y llegó a tanto mi odio, que acabé odiándome a mí mismo.

Por suerte, Daniel es ficción. Sin embargo, por desgracia, si no se hacen mejor las cosas una persona real ocupará su lugar en los medios de comunicación, convirtiéndose en el protagonista póstumo de una problemática a la que no parece dársele la importancia y preocupación que se merece realmente.

Recuerda que del Infierno es posible regresar, pero no de las garras de la Muerte. Así que, APUESTA SIEMPRE A LA ESPERANZA.

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Quiero acabar el año con un relato sobre la SALUD MENTAL, una problemática muy JODIDA para quien la sufre.
Hay muchos grados, muchas luchas y muchas salidas, pero no todo el mundo consigue deshacerse de la oscuridad que le acecha constantemente.

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¡Feliz año nuevo compañer@s!
Espero seguir disfrutando por estos lares de tan buenas letras.
Cuidar vuestro cuerpo y vuestra mente, que es nuestro mayor tesoro con diferencia.
¡Seguiremos en la brecha !

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Gran relato, gracias! :black_heart:!

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Gran relato, compañero. Y toda la razón. Hay que visibilizar y apoyar institucionalmente la salud mental.
Feliz 2022 :four_leaf_clover:

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Gracias a ti por leerme, compañera.
Me alegro que te haya gustado.
¡Saludos!

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Igualmente Wallace.
¡Feliz año y los que vengan!
Y sí, a la Salud Mental se le debe dar más atención e importancia de la que se le da en esta acelerada sociedad, porqué no todo el mundo sabe gestionarla de una manera sana.
¡Saludos compañera !

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