Una burbuja íntima
se gotea hacía el último píloro del retorcido laberinto
ese ojo esfíntico y solar trizado por quién sabe ingentes aperturas.
Nadie percibe
el furtivo descenso a la salida
sólo yo oigo el ‘ecoar’ de carne mútida…
sólo yo siento
los imperceptibles sismos.
Chane García.
@ChaneGarcia.
…