El deseo de que te vayas,
el deseo de que vuelvas.
El deseo de haberte conocido en otra época,
el deseo de no haberte conocido nunca.
El deseo de encontrarte de nuevo
por encima de todas las cosas,
por encima de todas las creencias,
por encima de todo lo que nos pasó
y ahora me lleva a desearte de nuevo.
El deseo de que sigas recordándome,
el deseo de haber sido más orgánico contigo,
el deseo de haberte dicho antes
que no te vayas,
que todavía queda tiempo,
que voy a edificar un baluarte para ti
para que puedas vivir de lo que estas manos puedan darte.
El deseo de haber construido un amor entre los dos,
que no deja de ser
el deseo de encender
y el deseo de apagar a la vez.
El deseo, ante todo,
de que no fueses un deseo.